Cuando supimos hace un par de días que la amada Louise L. Hay había fallecido por causas naturales, en su hogar, a sus 90 años, supe que ésta mujer viviría por siempre a través de toda la sabiduría que nos ha dejado.
Sus conocimientos son un recurso que uso y comparto muy a menudo para asomar nuestra mirada hacia adentro y crear un dialogo con nuestro cuerpo. Una forma de preguntarnos que nos esta pasando… A veces sus diagnósticos atinan con una precisión impecable, y otras veces es la pista perfecta que nos incita a entrar y a mirar allí donde habíamos temido tanto mirar. Pero su invitación es tan amorosa que siempre resulta en la confianza que necesitamos para entrar, sentir y explorar esos espacios de nuestro inconsciente.
Sus obras y labor han tocado millones de vidas y corazones, afirmándonos nuestra capacidad de sanar recuerdos y creencias alojadas en nuestro cuerpo. Nos invita a celebrar los mensajes de nuestros síntomas, y a amarnos profundamente en el proceso.
El trabajo es sencillo: Un cambio de perspectiva que traduce nuestras creencias limitantes en el mensaje opuesto que busca nuestra alma. Nos enseña a que afirmemos lo que es posible hasta notar los cambios profundos que ocurren tanto en nuestros cuerpos, como en nuestras emociones y en nuestros comportamientos hacia nosotras mismas y hacia los demás, cambiando literalmente nuestra realidad.
Ésta hermosa mujer nos demostró lo que es posible hablándonos abiertamente de su propia historia y dolor, y atreviéndose a sonreírle a la vida decidida a sanar su historia. Luego nos demostró el poder curativo de sus herramientas, usando afirmaciones y alimentación para sanarse de Cáncer.
Con su ejemplo declaró que todo es posible cuando elegimos amor propio.
Les dejo aquí una recopilación de su trabajo como un recurso al cual podremos acudir en momentos de necesidad, y así Louise L. Hay vivirá en nuestras historias de sanación por una eternidad.